Influencia, desconfianza y pruebas: por qué la industria publicitaria está llegando a un punto de inflexión
Las marcas han vivido durante mucho tiempo con una idea sencilla: una buena historia es suficiente para convencer. En 2025, esta lógica ya no se sostiene. Los presupuestos para influencers se disparan —el 72 % de las marcas europeas prevén aumentar sus inversiones en 2026—, pero la confianza se desploma. El público consume más contenidos que nunca, pero cada vez cree menos en lo que ve. El marketing de influencia prospera. La credibilidad, por su parte, se evapora. Esta edición de AdTrust explora esta paradoja y demuestra cómo la prueba certificada (NF522 / ISO 20488) se convierte en la nueva base de la eficacia publicitaria, mucho más allá de la influencia. Con BuyTryShare, este cambio finalmente toma forma operativa.
Stéphane LE BRETON
11/29/20258 min leer


La paradoja central: las redes sociales se utilizan masivamente... pero son muy poco fiables.
Las plataformas sociales nunca han ocupado un lugar tan central en la vida cotidiana de los europeos: según GWI (2024), ahora les dedicamos más de dos horas al día. Esta presencia masiva podría sugerir un terreno fértil para la comunicación comercial. Pero los datos muestran una realidad muy diferente..
Según el Edelman Trust Barometer (2024), menos de un tercio de los ciudadanos europeos afirman confiar en los contenidos que encuentran en Internet. Y las recomendaciones de los influencers, aunque omnipresentes, solo convencen a menos del 20% de los consumidores (Kantar, Media Reactions 2023).
Esta profunda discrepancia —un consumo elevado pero una confianza baja— es lo que los analistas denominan hoy en día la brecha de integridad: un entorno en el que la abundancia de señales contrasta con la fragilidad de su credibilidad.
Un déficit estructural de confianza
Esta diferencia no es el resultado de un fenómeno aislado, sino de una combinación de factores:
la proliferación de contenidos patrocinados;
la falta de transparencia en torno a las asociaciones comerciales;
la erosión de la autenticidad percibida, a medida que los creadores profesionalizan su actividad;
los escándalos habituales relacionados con los seguidores falsos, los bots y los compromisos artificiales;
y la creciente dificultad de los usuarios para distinguir entre un testimonio sincero y una historia remunerada.
En este contexto, la influencia adolece de un sesgo fundamental: cuando un contenido es remunerado, se interpreta espontáneamente como una forma de publicidad.
Esta interpretación está aún más arraigada si tenemos en cuenta que, como recuerda Nielsen (Global Trust in Advertising), los mensajes patrocinados difundidos por influencers se perciben con la misma cautela, e incluso con la misma desconfianza, que los mensajes publicitarios tradicionales.
En otras palabras: la historia de un influencer pagado no habla «como un igual», sino como un medio publicitario adicional. Y el público ya no se deja engañar.
Influencia: alcance real, credibilidad limitada
Si la influencia sigue aumentando en los presupuestos de marketing (+72% en 2026 según Kolsquare), no es por casualidad: permite llegar rápidamente a comunidades comprometidas, multiplicar los puntos de contacto y encarnar los mensajes de la marca con cercanía.
Pero detrás de esta dinámica, hay que reconocer una cosa: la influencia tiene un alcance innegable, pero una credibilidad limitada. Los datos son inequívocos.
Una confianza débil, documentada y persistente
Según Nielsen Global Trust in Advertising,
Solo el 33% de los consumidores confía en las recomendaciones de los influencers,
mientras que el 70% confía en las opiniones de los consumidores, incluso en las anónimas.
l estudio Media Reactions de Kantar (2023) va en la misma dirección:
Los contenidos de influencia se encuentran entre los formatos comerciales menos creíbles,
clasificados justo por encima de los banners digitales... y muy por detrás de las opiniones certificadas o el boca a boca..
A escala europea, la Encuesta de la UE sobre los servicios digitales para los consumidores (2024) precisa:
El 63% de los encuestados cree que un influencer «dice lo que la marca quiere oír»,
y el 57% percibe sus contenidos patrocinados como «publicidad encubierta».
En otras palabras: la influencia tiene mucho peso, pero ya no convence tan fácilmente.
a. La confianza cae mecánicamente con la remuneración
Harvard Business Review (2023) ha demostrado un fenómeno sencillo pero esencial: cuando un consumidor sabe que un creador recibe una remuneración, la confianza percibida cae una media del 18%. Esta pérdida de credibilidad no es marginal, sino estructural.
Cuanto más reconocido sea un creador como «profesional»,
cuanto más se percibe su actividad como un negocio,
más se cuestiona su autonomía de criterio.
Por lo tanto, la influencia se encuentra atrapada en una paradoja operativa:
Los creadores aficionados son percibidos como creíbles, pero carecen de alcance,
mientras que los creadores profesionales tienen alcance, pero carecen de credibilidad.
b. Una audiencia que consume... pero ya no cree
El informe GWI 2024 muestra que:
El 76% de las interacciones de influencia provienen de personas de entre 16 y 34 años,
pero el 64% de esta población considera que los influencers «son demasiado comerciales»,
y el 52% afirma ignorar los contenidos patrocinados «por principio».
No se trata de un desinterés por el influencer. Es un mecanismo cognitivo de autoprotección frente a la sobrecarga comercial. El público se desplaza por la pantalla, mira, se divierte, pero ya no cree.
c. Influencia = publicidad: una ecuación que se percibe como evidente
La propia naturaleza del modelo de negocio de los creadores impone una forma de alineación narrativa con la marca:
contenidos bien definidos
mensajes validados,
narrativa coherente,
puesta en escena cuidada.
Desde el punto de vista del consumidor, esto acerca al influencer... a la propia marca. Por eso, como recuerda Nielsen, los contenidos patrocinados difundidos por los creadores ya no se interpretan como testimonios, sino como extensiones de... la publicidad: un canal adicional, un vehículo remunerado. En cualquier caso, no un par creíble.
No se trata de una crítica a la profesión, sino de una realidad perceptiva, profundamente arraigada y mesurada.
d. Lo que esto implica para las marcas
Todos los datos coinciden, la influencia:
genera visibilidad,
estimula el compromiso,
alimenta la consideración,
pero no es una señal de confianza.
La influencia sigue siendo relevante para informar, entretener o activar... Pero su papel en el reaseguro, la prueba y la credibilidad se ha vuelto marginal. Entonces surge una conclusión: la influencia no está en crisis de audiencia, sino en crisis de confianza.
Y en un momento en el que los consumidores exigen señales auténticas y auditadas, esta distinción se vuelve fundamental para la eficacia publicitaria.
La prueba civil: una nueva moneda de confianza en un mercado saturado de promesas
Si bien la influencia ha transformado profundamente la forma en que las marcas se expresan, no ha resuelto la cuestión central: la confianza.
Sin embargo, los datos muestran que esta ya no se reconstruye a partir de los canales históricos (publicidad, creadores, contenidos patrocinados), sino a partir de otro tipo de señal: la experiencia verificada de clientes reales, expresada en forma de opiniones certificadas.
En un mercado saturado de mensajes —entre 2000 y 15 000 al día, según Yankelovich Research y Forbes—, las pruebas se han convertido en un recurso escaso y en el principal factor de persuasión.
1. Las opiniones certificadas: una señal percibida como intrínsecamente fiable
Todos los estudios coinciden: los consumidores confían enormemente en las opiniones de otros compradores, incluso de desconocidos. Algunos datos relevantes:
BrightLocal 2024 :
El 49 % confía tanto en una opinión online como en la opinión de un familiar.
El 70% lee entre 5 y 10 opiniones antes de comprar.
Las opiniones «autenticadas» —claramente identificadas como verificadas— aumentan las conversiones entre un 18% y un 28%.
Nielsen Global Trust in Advertising :
Las opiniones de los consumidores (incluso las anónimas) son el formato n.º 1 en términos de confianza, por delante del boca a boca y muy por delante de la publicidad (22 %) y la influencia (33 %).
Bazaarvoice / Northwestern University :
Añadir una opinión negativa moderada —lo que se conoce como la «paradoja de la imperfección»— aumenta la credibilidad general en un 25%.
Los productos con al menos 5 opiniones verificadas ven aumentar su tasa de conversión en un 21%
La experiencia vivida es más persuasiva que la mejor de las narraciones.
2. ¿Por qué las opiniones certificadas inspiran más confianza que la publicidad o la influencia?
En los estudios europeos se desprenden tres razones fundamentales:
a. Independencia percibida
Una opinión emitida por un cliente sin vínculo contractual.
Esta opinión del cliente no sigue un guion.
Esta opinión refleja un uso real, no una línea editorial.
b. Efecto de confirmación
La publicidad expone cuándo la opinión es válida o inválida. Los consumidores utilizan las opiniones como filtro de verificación: «¿Lo que promete la marca lo confirman los demás?».
c. Efecto de reducción del riesgo
Cuanto más implique la elección un coste, un compromiso o un riesgo de error, más determinantes se vuelven las opiniones, especialmente en:
automóviles,
electrodomésticos,
seguros,
turismo,
telefonía/internet.
La prueba ayuda a evitar el arrepentimiento posterior a la compra, lo que la psicología conductual denomina «efecto de mitigación del riesgo».
3. La certificación como elemento clave: NF522 e ISO 20488
La eficacia de las opiniones depende de su fiabilidad percibida. Ahí es donde entran en juego las normas.
NF522 / ISO 20488: el marco de confianza. Estas normas garantizan que:
las opiniones proceden de clientes autenticados,
cada opinión se verifica,
no se compra ninguna publicación,
no se elimina ninguna opinión por motivos comerciales,
la moderación sigue un protocolo transparente,
todos los datos son trazables y auditados.
Este nivel de rigor convierte la opinión en una señal fiable, oponible, comparable y aprovechable en las estrategias de marketing.
Esta es la diferencia principal entre una prueba estructurada y una opinión espontánea.
4. La prueba afecta a todas las etapas del ciclo de compra (Buying Cycle).
Los trabajos de Stars & Stories/ BuyTryShare han demostrado que las opiniones certificadas influyen en las cuatro etapas del proceso de compra:
Primero, el Descubrimiento (Awareness)
Las reseñas aumentan la visibilidad en los motores de búsqueda a través de los fragmentos enriquecidos.
→ Entre un +7 % y un +30 % más de clics según BrightLocal.
Luego viene la comparación (Consideration)
Los consumidores utilizan las opiniones como criterio principal para decidir entre productos similares.
→Decisivo en los sectores alimentario, cosmético y electrónico.
A continuación, está la compra. (Decision )
Las opiniones certificadas aumentan la tasa de conversión entre un +18% y un +28%.
→ Efecto especialmente fuerte en las cestas altas
Por último, está la evaluación posterior a la compra. (Evaluation)
Las opiniones alimentan el ciclo de confianza.
→ El 47% de los compradores se muestran dispuestos a dejar una opinión (Stars & Stories, 2024).
La prueba ya no sirve para validar el final del recorrido: estructura todo el ciclo.
5. ¿Por qué la evidencia supera a la influencia?
Al cruzar todos los datos (Nielsen, BrightLocal, Northwestern, BuyTryShare), aparece un patrón claro:
La conclusión es clara: la influencia entretiene. La prueba es convincente.
Conclusión: una industria que ya no puede ignorar las pruebas
Las transformaciones observadas en estas líneas siguen todas la misma trayectoria.
Por un lado, las plataformas de influencia concentran una parte cada vez mayor de la atención, pero la confianza en ellas se está erosionando..
La sobrecarga publicitaria, la remuneración de los creadores y la dramatización de los contenidos limitan ahora el impacto real de las recomendaciones: a veces informan, a menudo entretienen... pero ya no convencen.
Por otro lado, los consumidores están desplazando su confianza hacia señales que perciben como independientes, auténticas y verificables: las opiniones certificadas.
Se convierten en la nueva gramática de la credibilidad: un lenguaje en el que la prueba prima sobre la promesa, la experiencia vivida prima sobre la narración y la validación por parte de los pares prima sobre la puesta en escena.
sta evolución no es marginal: invierte la jerarquía de las señales que influyen en las decisiones de compra.
En este contexto, las marcas que desean recuperar la confianza ya no pueden basarse únicamente en la creatividad, la influencia o la repetición. Deben integrar en sus estrategias un elemento que ahora es imprescindible: la prueba, en sentido estricto, estructurada y certificada (NF522 / ISO 20488).
Es precisamente este cambio —del discurso a la evidencia— lo que abre un nuevo campo de oportunidades para el ecosistema publicitario.
Solo cuando una marca es capaz de mostrar lo que sus clientes viven realmente, recupera esa ventaja fundamental que el público lleva años reclamando: la confianza.

Nuestro compromiso
Reavivar la confianza en la publicidad a través de la innovación.
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